lunes, 28 de marzo de 2011

HELVÉTICA

Desde que el diseñador suizo Max Miedinger creara la tipografía Helvética, esta ha venido sido empleada con gran profusión, formando parte en la actualidad de la vida cotidiana de ciudadanos de todo el mundo.
No obstante esta tipografía, usada hasta la saciedad cuenta con un gran número de seguidores y detractores entre los mejores diseñadores.

Uno de ellos es Máximo Vignelli, quien creó entre otras cosas el mapa del metro de Nueva York, empleando esta tipografía. Vignelli considera que enormemente importante tener en cuenta la distribución entre las letras, algo que se halla en la Helvética, la cual, goza además de una atemporalidad, que transmite a aquellos productos realizados con ella, como lo demuestra el logotipo de AmericanAirlines. Asimismo, permite realizar múltiples proyectos. En definitiva, la Helvética supuso el cambio hacia la modernidad que todo el mundo gráfico esperaba.

La Helvética representaba la apartición de un estilo propiamente suizo en los años 50, como respuesta a la necesidad de modernizar y conseguir unos tipos legibles y un ideal compartido.


Wim Crowell, diseñador neerlandés, considera la importancia de la claridad, el hecho de ser directa, legibilidad, orden y su mantenimiento a lo largo del tiempo. Por ello la empleó de forma continuada en sus trabajos, ya que, a su parecer, la importancia se halla en el contenido del mensaje y no en el tipo de letra.


Su origen es bien conocido por personajes como el diseñador británico Mathew Carter o el propio hijo de Edward Hoffman, Alfred, quien conserva aún un gran número de documentos relativos al origen de la Helvética. El primero considera la enorme dificultad que supone diseñar un tipo de fuente, asegurando el gran papel que desempeñó Hoffman en la creación del nuevo tipo. Originalmente conocida como Neue Hass Grotesk, acabaría por ser denominada Helvetia, ya que, como recuerda el tipófilo Otman Hoeffer, director de Marketing de fuentes de la biblioteca Lynotype. Sin embargo, este nombre no llegó a cuajer ya que Hoffman consideraba que no podía denominarse un tipo de letra con el nombre de un país, dando lugar al actual. Así se iba a convertir en la tipografía de Suiza por excelencia.





Para Michael Bierut, diseñador estadounidense, la aparición de la Helvética fue algo extraordinario. Hasta entonces se empleaban fuentes que asemajaban la escritura manual, pero sin un criterio más o menos homogéneo.  La nueva fuente aporta entidad, claridad, eficiencia y limpieza. Según él, la Helvética lo dice todo, frente a otras tipografías que únicamente pueden encasillarse en un determinado rol.




En el lado opuesto a Bierut, y a otros autores que defienden este tipo de fuente se encuentra la estadounidense Paula Scher, que considera que se ha convertido en una pesadilla debido a su uso masificado. Considera que poco aporta de cara al individualismo, tanto del producto como del propio creador. Así pues es necesario encontrar un tipo de letra para cada caso.





El británico Neville Brody, creador de uno de los tipos más extendidos en los últimos tiempos, la Typeface Six, considera que el tipo de fuente empleada en un determinado trabajo es extraordinariamente importante de cara al resultado. Cree que la Helvética es una tipografía sublime, equilibrada, redonda. No obstante, cada mensaje requiere un tipo de letra adecuada.

Lars Muller va más allá y emplea el término Capitalismo tipográfico para definir el uso masivo de esta tipografía.

Paula Scher afirma que existen dos culturas: una corporativa, que emplea la Helvética en un sentido fascista y globalizador, y otra surgida en la década de los 70 que reaccionaba contra esta tipografía en busca de un mayor individualismo, para mostrar la personalidad del autor y del trabajo.

En la misma linea se declara el diseñador austriaco Stefan Sagmeister, quien comenzó su andadura en el mundo del diseño realizando portadas de discos. Según él es necesario buscar un tipo moderno, que se adapte a los nuevos tiempos y que aporte subjetividad a cada proyecto.

David Carson afirma en relación a un diseño acertado se basa en la necesidad de buscar el tipo de letra adecuado para cada mensaje a transmitir. Ha de ser claro, simple y limpio, lo cual no significa que haya de ser obligatoriamente aburrido.

Así pues, estas han sido algunas de las opiniones más interesantes de todas las que se exponen, tanto a favor como en contra, en el documental Helvética, en relación a una de las tipografías más empleadas de toda la historia de la escritura.




Fotos tomadas en los siguientes enlaces:
Massimo Vignelli
Michael Bierut
Stefan Sagmeister
Neville Brodi
Paula Scher
Leslei Savan
David Carson

viernes, 11 de marzo de 2011

La Escritura Carolingia


A partir de los siglos VIII y IX se comienza a utilizar la escritura carolina en Europa específicamente originaria del imperio carolino al cual le debe su nombre. Si bien durante la Alta Edad Media se originaron diversas formas de escritura, la que más trascendencia tendrá por su influencia en otras tipologías posteriores y por su expansión será la Carolingia. 
No obstante en este largo periodo se siguieron utilizando en una mínima expresión las antiguas formas caligráficas de las escrituras capital, uncial y semiuncial, como proceso evolutivo hacia la escritura Carolingia.
Además durante el reinado de Carlomagno tuvo lugar otro acontecimiento de gran relevancia para la historia de la escritura: la gran empresa de rectificación de manuscritos. La ignorancia o descuidos de los monjes había hecho que los errores se perpetuaran o se agravaran, con lo que se acababa traicionando al original. Carlomagno decidió poner fin a esta situación y se impuso la tarea de rescribír con el mayor de los cuidados nuevas copias de todas las fuentes autentificadas.

Origen de la Escritura Carolingia
La escritura Carolina tiene su origen en el reino Franco, y le debe su nombre, coincidió con el imperio creado por Carlomagno tras su coronación como tal en 800. La escritura Carolingia llamada también Carolina o Francesa abarca los siglos del VII al XII d.c.
Han surgido divergencias entre los investigadores y paleógrafos, sobre el origen de la Escritura Carolina, porque hasta finales del siglo XVIII se aceptó la teoría de más fácil explicación: la tesis de que fue una imposición de Carlomagno, de cara a poder controlar un vasto territorio sometido a gran cantidad de reformas y renovaciones, ocurridas en los siglos del VIII al IX. Es un error creer que las escrituras Carolinas fueron inventadas por Carlomagno, puesto que éste empezó a escribir ya adulto en la Escuela Palatina por él mismo creada. No obstante Carlomagno dio bastante importancia a la escritura y cuanto se relacionaba con ella.
Será el erudito anglosajón Alcuino de York quien tome la iniciativa de unificar las formas escriturales, tomando como modelo los cánones y formas de la Antigüedad. El resultado de esto fue la minúscula carolingia.
Entre las teorías acerca de su origen se hallan la de los historiadores: 
Theodor Von Sikel, quien la derivó directamente con la letra semiuncial o Capital Arcaica por las evidencias de ejemplares que, más que imponer un sistema de escritura, marcaron un periodo de transición hasta llegar a la carolina. 
Boürd, quien enlazó con la semiuncial porque las estima "como una misma clase de minúscula, evolucionando a través de manos y de épocas, hasta concretar, en el siglo IX, en las formas plenamente Carolinas".
Mentzel reconoce la antigua teoría que fueron los que rodeaban a Carlomagno los que la iniciaron.
En cualquier caso, el criterio general coincide en hacerlas derivar de las letras romanas cursivas y Unciales en cuanto a la distribución del texto, pero tal vez Schiaparelli tenga razón en afirmar que la escritura Carolina es una consecuencia de tendencias escriptoriales generales hacia un perfeccionamiento, cuya necesidad era universalmente sentida llevándose a cabo poco a poco y simultáneamente en distintos centros y lugares.
El que Carlomagno y Alcuino acogieran con entusiasmo la transformación, la favorecieran y la impulsaran, esta muy dentro de lo posible. El hecho es que en poco mas de una generación el nuevo tipo de letra domina en FranciaItalia central y septentrional y nordeste de España. En el siglo X se abre paso por Inglaterra y se extiende por el resto de la Península en el siglo XII, invadiendo durante el XIII el medio de Italia".2 Las situaciones políticas influyen en las escrituras. La escritura Carolina no fue introducida en Europa, sino que se fue extendiendo. Su origen se atribuye al Monasterio de San Martín en Tours, en Francia, cuando era abad Alcuino de York en el siglo VIII; en el siglo siguiente se encuentra en Italia (centro y sur) lo mismo que en la Cancillería Papal.
Lo que si es cierto es que existía un deseo de uniformar y codificar la fe católica, auténtico motor del Imperio que, heredero de Roma, pretendía reinstaurar Carlomagno tuvo algunas salidas prácticas, dando lugar a  consecuencias en la cultura y en la fe cristiana:
Alfabeto Carolingio
  • "Uniformidad de la escritura, con la codificación de la escritura: la minúscula carolina, todavía presente en nuestros modernos carácteres de prensacomo" Time Nuevo Roman", y la invención de las modernas señales de puntuación como la interrogación.
  • Uniformidad de compilación de la Biblia: el resultado son los espléndidos ejemplares de la Biblia de Alcuino (aproximadamente unos treinta).
  • Uniformidad de la liturgia, con la aplicación del Canon Romano y de la liturgia de las horas por todo el clero, la obligación de saber leer y escribir en latino,  la adopción de la regla benedictina en todos los monasterios del Sagrado Romano Imperio.
  • Uniformidad de fe: condena de la iconoclasia (rechazo de las imágenes) efectuada en el imperio de oriente, y admisión de la procesión del Espíritu Santo del Padre y del Hijo (Filioque), expresamente querida por Carlo Magno. El resultado más alto de esta obra teológica fue los Libros de escritura Carolina, aquel de las consecuencias más inmediatas de índole negativa fue el cisma con la
    Iglesia de oriente (867)"6.
  • Uniformidad del método de estudio teológico, basado sobre tres puntos: lectura de la Biblia, estudio de los Padres y de los filósofos antiguos, aplicación de las artes liberales, de especial modo el trivium: dialéctica, retórica, gramática. Esta metodología señalará por largo.



Evolución de la escritura Carolingia:
a.- Siglos VIII – IX
Su carácter común es ser semicursiva, adoptando también el nombre de precarolina. Presenta rasgos de la escritura capital. Para las mayúsculas se emplearon freuentemente las formas unciales, aunque prevalecieron las formas de las antiguas capitales epigráficas romanas, y  la semiuncial. Se presenta por lo común replegada hacia adentro en él ultimo trazo de las letras m, n, ofrece con frecuencia la forma mayúscula, la a es abierta o cerrada con el rasgo de la derecha muy oblicuo; aparecen nexos cursivos.
Siglo X:
Tiene cierto descuido en la escritura pero disminuyen en ella los nexos aludidos y la a es generalmente cerrada.
Siglos XI - XII Carolingia Tardía 
La escritura es menos espontánea, aunque mejor formada. Desaparece del todo la a abierta y la s al final de las palabras. La escritura ganó en claridad gráfica y en definición de cada uno de los signos del alfabeto. En el siglo XII desaparece el proceso evolutivo de la minúscula carolina y los trazos se hacen menos redondos.





jueves, 10 de marzo de 2011

Beato de Liébana: Apogeo de los códices en España.




          Como todo el mundo sabe, se han conservado muy pocos manuscritos españoles anteriores al siglo X, aunque existen muchas referencias de la existencia de una gran cantidad de obras de autores hispánicos durante la Alta Edad Media, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo VI y de muchos scriptoria cristianos en el reino visigodo cuya capital era Toledo, así como posteriormente en la España árabe y en el reino de Navarra. 
          El original de los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana que traemos a colación es uno de esos manuscritos desaparecidos. Sin embargo, la obra debió ser muy conocida y por diversos motivos despertó el interés de los responsables del culto cristiano en los territorios reconquistados. Ello coincidiendo con el gran auge de la vida monástica en el siglo X y con la eclosión de la miniatura mozárabe, en la que floreció toda una generación de iluminadores de enorme calidad y capacidad creativa. Esta es la causa de que hayan llegado hasta nosotros, dentro de un amplio conjunto de códices miniados, un importante número de copias del “Beato”, datadas entre los siglos X y XIII, algunas muy completas y en un adecuado estado de conservación.
      Desde el redescubrimiento del la miniatura mozárabe a principios del siglo XX, se han
      Beato de Burgo de Osma (1086) efectuado multitud de estudios sobre los beatos, por parte de investigadores en los que se analizan tanto los textos como las características de sus ilustraciones y los diferentes estilos artísticos de sus iluminadores.  También se han analizado las distintas influencias que se pueden encontrar en ellos. Dado que un estudio detallado en estas áreas está fuera de los objetivos de nuestro trabajo, incluimos a continuación un breve resumen de las nuestras conclusiones en cada una de ellas, indicando en nuestra página de Bibliografía los títulos que podemos recomendar para ampliar esta información.
      a.- El Autor. Beato de Liébana.
      Poco se sabe de él pero debió de ser uno de los personajes más importantes durante la monarquía asturiana, desde los puntos de vista religioso y cultural. Fue monje del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, -entonces San Martín de Turieno-, que además de escribir una extensa obra literaria, participó, junto con Eterio, obispo de Osma y discípulo suyo, en una importante controversia teológica con Elipando, obispo metropolitano y primado de Toledo, en la que tuvieron que intervenir el Papa Adriano I e incluso Carlomagno. 
      También participó activamente en política como consejero del rey Silo, y fue el creador de la leyenda de Santiago Apóstol como patrón de España, sólo algunos años antes del oportuno "descubrimiento" de su tumba en Iria Flavia.
      Debió nacer antes del año 750. Por su nivel de conocimientos y por la bibliografía que manejó, se ha supuesto que pudo emigrar hacia Asturias en tiempos de Alfonso I, quizá como parte de una comunidad monástica de origen visigodo que habría sobrevivido hasta entonces en la meseta castellana, que también habría transportado su biblioteca, fundando el monasterio que hoy llamamos Santo Toribio de Liébana.
      b.- Identificación de los textos.-
      Aunque todos ellos respetan la estructura del original, en relación con su texto se distinguen tres familias de beatos, para las que se han utilizado las nomenclaturas I, II-a y II-b, basándose en una teoría que supone que el propio Beato creó tres ediciones diferentes de los Comentarios.  La primera se realizaría en el año 776 mientras que las otras dos en 784 y 786. y considerando que las dos primeras dan origen a la familia I, la de 786 a la II-a y que una modificación posterior de ésta generaría la rama II-b. 
      Otros autores, aún respetando la clasificación, consideran que todos los códices de los beatos arrancan de un solo prototipo, prácticamente terminado en el año 776 y dado por concluido por parte el monje de Liébana en 786, del que sucesivas copias a partir de 776 dieron origen a las diferentes familias textuales. Esta segunda opción nos parece más probable ya que es difícil pensar que en los años en que se datan las dos últimas versiones, época en la que Beato estaba en plena controversia con Elipando, que duraría hasta el concilio del año 792, pudiera dedicarse a escribir nuevas versiones de una obra tan amplia y que había terminado casi diez años antes.



    1. c.- Los Comentarios al Apocalipsis

    2.    El Apocalipsis fue un libro muy conflictivo desde el punto de vista canónico en la Alta Edad Media. Mientras su ortodoxia fue puesta en duda en la Iglesia Oriental, en occidente sucedió lo contrario, hasta el punto de que ya en el año 633, en el IV Concilio de Toledo, se ordena su lectura continuada entre Pascua y Pentecostés. 
           Por otro lado, su contenido proporciona un claro argumento en favor de la tesis de la divinidad de Cristo, lo que incrementó su interés para los defensores de la teoría trinitaria y para un antiadopcionista declarado como Beato. Esto fue posiblemente uno de los motivos básicos para que escribiera esta obra, de la que sólo nos queda su reflejo en una treintena de copias de las que de la más antigua -el llamado Beato de Cirueña, considerado de finales del siglo IX o principios del X- sólo ha nos llegado un folio que apareció en el Monasterio de Silos envolviendo otro manuscrito, mientras los restantes "beatos" están datados entre la primera mitad del siglo X y mediados del XIII. .
          Existen muchas dudas sobre las características de este manuscrito original. No sabemos si Beato hizo una única versión o si fueron varias, sobre lo que existen distintas teorías que veremos más adelante, ya que lo que parece claro es que en las copias posteriores se observan varias familias, que siguen diferentes versiones no sólo en lo relativo al texto utilizado sino también al analizar las características y los contenidos de sus miniaturas, aunque no siempre coinciden en algunas de esas copias la versión textual con la pictórica. Tampoco sabemos si el Beato original del Siglo VIII ya incluía miniaturas o si éstas aparecieron en las versiones de época posterior, estando más extendida la tesis de que el original ya se concibió para contener un apoyo visual, lo que nos parece lo más probable, ya que incluso en algunos de los beatos el texto tiene referencias a las imágenes.
      Los Comentarios al Apocalipsis están formados habitualmente por los siguientes componentes:
      - Prólogo General: Incluye una presentación y una relación la bibliografía utilizada.
      - Prefacio: Presenta un resumen previo del contenido.
      - Los doce libros que contienen los Comentarios al Apocalipisis.
      - Tablas genealógicas de personajes bíblicos.
      - En algunos casos se incluyen también textos de Gregorio de Elvira, San Jerónimo y de las Etimologías de San Isidoro
      Los textos bíblicos se presentan siempre de la misma forma, incluyendo el propio texto original -storia-, seguido de su explicación -explanatio- y, finalmente, para cada texto se añaden interpretaciones sobre ese texto de otros autores -interpretatio-. Por otro lado, de acuerdo con la estructura que se observa en todas sus copias, en el caso de que este primer Beato estuviera iluminado, las miniaturas se integrarían entre la "storia" y la "explanatio", y estarían en la mayoría de los casos relacionadas con el texto en que están inscritas.
      Páginas consultadas para fotos y texto: